miércoles, 25 de junio de 2008

Depresión

En la mayoría de los casos no se trata de un simple estado de tristeza, sino más bien de una enfermedad que, como cualquier otra, requiere de tratamiento médico para su superación definitiva. Se acerca la primavera y nuestro hijo cada día está más apático y triste. Al principio pensamos que habría tenido algún problemilla pasajero y que su cara cambiaría en unos cuantos días. Pero no ha sido así. Al parecer, el chico sufre una depresión que, según nuestro médico de toda la vida, conviene atajar cuanto antes.

¿Qué me ocurre?

Se denomina depresión al trastorno de la afectividad que provoca una variación en la percepción, en el sueño y por lo tanto, en la forma de vivir. Existen dos tipos de depresiones claramente diferenciadas: Endógenas (provocadas por un problema cerebral biológico) y la llamadas distimias tristes (causadas por factores ambientales). Ambas necesitan tratamiento médico para ser superadas. Pensar que cualquier persona puede dejar atrás este tipo trastornos por sus propios medios es uno de los errores más comunes. Hoy por hoy, se encuentra perfectamente demostrado que sólo un porcentaje mínimo de jóvenes entre veinte y treinta años con depresiones leves consiguen salir del problema por sí mismos. Precisamente por ello, es tan importante asumir la gravedad del asunto cuanto antes. Si percibimos que a nuestro hijo le ocurre algo debemos procurar acudir a un especialista. Sin alarmismos ni excesivas prisas pero con la certeza de que eso es, precisamente, lo que realmente necesita el chico.

No hay comentarios: